El balbuceo será quizá la elaboración más certera. Lo roto visto a través de los infinitos pedazos de un espejo caído.
El mí es aquello que se pliega
y también es el pliegue y el plegar.
Fuera de mí, ¿quién anda?
¿Quién me despierta sin voz?
Fuera de mí
la lengua retrocede.
Chantal Maillard, La herida en la lengua (Tusquets, 2015)