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En este libro (La Bella Varsovia, 2017) he encontrado una poesía necesaria y un espacio poético y referencial tan elevado como cercano. La voz poética conoce los paisajes del barro y de la víscera y los canta desde distintas perspectivas: La poeta-hija-nieta-hermana, la poeta-profesional veterinaria, la poeta-animal-depredador-presa...
De todos los libros que he leído estos meses siento que a Cuaderno de campo le debo el reconocerme en él (libro-refugio, libro-espejo, libro vivo) y la sensación -desde la humildad y la mayor admiración- de que algo de mi poesía es hermana de la poesía de María Sánchez. Me pedía Manuel García, coordinador editorial de la revista Entorno literario, un poema para el número 5 (2019) y le envié este "Dios" que está un poco como yo últimamente. Gracias Manuel e Inmaculada Lergo por la invitación literaria y por acercarme la revista hasta Huéscar.
Esa escritura de Anne Carson que me sorprendió en La belleza del marido, ahora con Autobiografía de Rojo (Pre-Textos, 2016) me muestra una lírica narrada aún más sorprendente, ligada a su formación clásica que además no pierde la intensidad ni el ritmo en la traducción de Jordi Doce.
Estesícoro nos dice que Gerión es un monstruo rojo al que Heracles mata para robarle su ganado -también al perro-. Anne Carson, como la mamá de Gerión cuando le alisa las alas y le da un empujoncito a través de la puerta el primer día de clase, nos presenta a un Gerión sensible y sinestésico -para quien los colores de las rosas aúllan-, quien ha sufrido desde la niñez el acoso sexual de su hermano y que se siente diferente. Gerión, huraño y tierno, soñador y confundido, se convierte en amante de un Heracles resuelto, manipulador y atractivo. Su refugio es la fotografía y el enorme abrigo que oculta constantemente sus alas, cuerpo y ensoñaciones adormecidas. Para Gerión todo es rojo. Su muerte prematura y su dolor tan tempranos son una flecha que te traspasa desde el principio del libro y, a la vez, la narración en verso de Carson ensartada de metáforas e imágenes -construidas por los ojos de Gerión- me confirman la certeza de que conozco a Gerión y de que amo ya sin remedio su delicadeza o monstruosidad rojas. Ayer miércoles estuve en Guadix leyendo poemas. El público, principalmente personas mayores alumnos y alumnas de la escuela de adultos, en actividad auspiciada por el CAL y su Ronda Andaluza del Libro.
Les hablé de cómo mi libro tiene dentro un hijo, muchas ciudades, hombres y mujeres que sufren, otros seres y otros lenguajes. Me escucharon y creo que algunos versos les zarandearon, espero que leve y dulcemente -pienso al recordar sus delicados cuerpos-, como un zarpazo que deja un hilillo rojo y nuevo. Escucharles, hablarles, tenerles como público fue balsámico. También reivindicar la figura de Julia Uceda -a petición del CAL por ser autora del año- y leer, redescubrir su poesía ha sido gratificante, además de la excusa para conectar mis palabras con las suyas -un lujo, un atrevimiento- y sobre todo la posibilidad de sentir el latigazo de una de las poetas más valiosas de nuestra literatura. Comparto de Julia Uceda el poema "Palabras para cantar alrededor de un templo vacío", perteneciente al libro Zona desconocida (Sevilla, Fundación José Manuel Lara, colección Vandalia). ¿A quién oye Dios en tiempos de guerra? Mi hermano pequeño, Armando Fernández, del 3° de Infantería en Kuwait, está en el campo de batalla, pero es nuevo en la guerra. Dios, espero que lo devuelvas sano y sin daño en su cuerpo o su mente. Pero ¿a quién oye Dios en tiempos de guerra? Tendremos paciencia con Dios porque Él oye a quien no tiene prisa. Y ¿cómo se llama ese trapo, esa mano sobre el polvo de su casa, después de apagada la luz de la bomba -fuegos artificiales, dijo un tipo? ¿Y a cargo de qué Dios el aliento que escapó de su pecho? Ya lo dije: tendremos paciencia con Dios -con los tres que poblaron el Edén destruido- -porque oyen, sin prisas, las preguntas superfluas. ¿Y Sarah, Sarah Bolte, mi hermosa primogénita? ¿Y Rafael?, dice su hermana desde Alá. Fueron uno en la sangre y opuestos en la fe: que lo proteja un Dios, quien quiera que éste sea. Gustavo transporta en su avión ¿cien bombas?, pero Ben Wilkey espera un nuevo hijo, y el sargento Richard firmaba documentos cuando tuvo que dejarlo todo: estaba comprando su primera casa. Pero Dios ¿que habrá hecho con esos documentos? -sabemos que nunca tiene prisa-. Si regresara Richard, sano en su cuerpo y su mente, comprará la casa con dinero de sangre, y los escombros de Bagdad inundarán su living room. No lo entenderá su mujer, ni los hijos que nacieron, ni los vinos de la vergüenza. Lee Morales no creía en la guerra. Ni aunque lo dijera la Biblia. Pero el largo desprecio de los dioses que no supieron convivir en Bagdad llamaron a Lee Morales para matar por ellos. Y mata quien acariciaba palomas. Benito, Ryan, Miguel Machado... y gente sin nombre que cruza caminos, que va a ningún sitio, que mastica arena, que no espera nada de los cuatro ángeles que secan sus ríos, que Dios os levante en su mano. Y la niña de Basora, ya para siempre niña y vestida de colores, pregunta: Dios, ¿donde están mis pies? Y lo pregunta siempre: a los salvadores de sus desiertos, que no la entienden, a los escombros de sus tres religiones, que no se levantarán, a la dama desconocida que habla otra lengua, vecina de ella en una página: ¿Quién se ha llevado mis pies?, dice una vez y otra. Pero ya sabemos: hay que tener paciencia. Los dioses no responden a quienes tengan prisa. Que Pepa Merlo me acompañe en la presentación de El libro de Laura Laurel ya es motivo de alegría. Que el Centro Andaluz de las Letras haya incluido el evento dentro del Ciclo Letras Capitales y que la librería Ubú esté con nosotros este día con ejemplares, es un lujazo. Para estar más que feliz.
Hace unos días viajé a Cádiz para recibir el XXXI Premio de Poesía Unicaja. Allí conocí a algunos miembros del jurado, representantes de la entidad y prensa. En el breve discurso que pronuncié, aparte de agradecerles su labor y la confianza que depositaron en este libro mío, recordé cómo mi hijo iba creciendo dentro de mí a la vez que lo hacía el poemario y que, los dos, desde su primer minuto de existencia, estuvieron completos aunque imperfectos. También me acordé de esos otros hijos que no son de nuestra sangre sino de nuestro corazón antes de leer el poema “Perro”.
Sí, yo soy Laura Laurel y en este libro hablo de una tierra seca y blanca que pisaron otras mujeres en otros tiempos, aunque también el verdeazul de su portada me recuerda al mar. Por eso, en uno de sus poemas más extensos, el lorquiano “Sirena de Nueva Inglaterra”, hablo de esta orilla del Atlántico y de aquella, y se lo dediqué ese día a todos los que piensan que la poesía puede cambiar el mundo, y también a quienes hacen cosas para cambiarlo.Y por supuesto, a mi hijo Héctor. (Abajo, dos poemas de El libro de Laura Laurel, Ed. Pre-Textos, 2017) Sirena de Nueva Inglaterra En New Haven, Connecticut, el mar no se refleja en las aceras de asfalto ni en los porches de madera ni tampoco en las banderas izadas en el césped de los jardines propiedad privada en Elm Street un hispano abrillanta las mesas donde tomarán su almuerzo unas estudiantes de Yale University que no ven las noticias ni leen en ningún periódico de qué manera cruzara ilegalmente para poder limpiarles hoy concienzudamente su mesa de terraza en Maison Mathis en New Haven un faro lejano me contempla y también al hispano que ahora limpia las sillas y a las chicas recién salidas del gimnasio y al joven que me cuenta todas las salsas posibles para el sándwich y al muchacho negro que va y viene todo el día del supermercado a la parada de autobús New Haven es una sirena de cemento junto al puerto que reparte su leche en los porches de madera con jardines propiedad privada en los restaurantes de Broadway y en los supermercados de las afueras una sirena gris y verde que no amamanta por igual a sus hijos solamente a los que tienen jardines propiedad privada o reservan en los restaurantes o no se quedan toda la mañana mirando por los cristales de los supermercados de las afueras New Haven es una sirena atlántica con los brazos de acero que come y vomita enormes contenedores de colores que tampoco lee las noticias de más allá del Atlántico ni sabe que hay barcos que reman con mil doscientos pies descalzos y mil doscientos brazos agitándose con miedo por el motor ardiendo como sí saben Lampedusa Apulia Almería o Messina New Haven es una sirena tumbada de espaldas al océano indiferente y quieta. Poetas musas Hoy hemos renunciado a nuestro oficio de inspirar sus poemas renunciado a escucharles porque hoy nos hemos dado cuenta de que mienten en cuestiones de equidad y política pero opinan sobre la pertinencia de buscar compañera muchísimo mejor que compañero de piso hoy hemos renunciado a acompañarles como oficio y también a los viejos amigos comunes hoy hemos aprendido a caminar en la penumbra a la que tanto temíamos pues desde aquí se ve más claro aunque haya que gritar también más alto en la noche pastosa de la punzante y luminosa libertad. Se acerca el final del curso y a, la vez, el comienzo de un verano que se presenta colmado de retos. Uno de los más urgentes es la petición que numerosas organizaciones de la sociedad civil -Accem, Amnistía Internacional, Ayuda en Acción, Cáritas, CEAR, Coordinadora de ONG para el Desarrollo, Fundación Cepaim, Médicos del Mundo, Oxfam Intermón y Red Acoge- hacen al Estado español para exigirle que cumpla con su compromiso de acoger a 17000 personas refugiadas. Asimismo, han redactado un documento en común donde se proponen estas cinco medidas: Impulsar políticas internacionales que garanticen los derechos humanos y protejan las vidas de las personas refugiadas y migrantes, impidiendo que se vean abocadas a tomar rutas más peligrosas; mejorar el sistema de acogida para que sea flexible, sostenible, y permita la verdadera integración de las personas; facilitar nuevas vías legales y seguras; poner fin a las devoluciones ilegales y garantizar que todas las personas puedan solicitar el acceso a la protección internacional, así como conseguir la protección efectiva de las que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad, como niños, niñas, mujeres embarazadas o que viajan solas, personas de más edad, el colectivo LGBTI y quienes pertenecen a minorías étnicas y religiosas.
Por mi parte, este fin de curso concluiré mis clases de literatura de cuarto de eso con una de las poetas contemporáneas que más admiro: Blanca Andreu. Sirva este poema suyo como invitación a la lectura, a la poesía, y por supuesto a participar en este reto por los derechos humanos https://www.es.amnesty.org/17000-refugiados-espana/accion/ #SoyRefugio #SinSalidas Desde Irak Respóndeme, político, ¿por qué quieres desfigurar la faz del mundo? ¿Por qué quieres cortar las cabezas azules de mis templos? ¿Por qué quieres salpicar con mi sangre a tu pueblo inocente? ¿No sabes que si envías la muerte a visitarme volverá sobre ti, boomerang en retorno? ¿Por qué quieres matar mi casa romper mi niño quemar mi perro? (Blanca Andreu) |
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Noviembre 2022
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